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domingo, 18 de marzo de 2012

LUCÍA ETXEBARRIA.- Cosmofobia

Amplia muestra de personas, de diferentes orígenes, países  y culturas, que conviven y se relacionan  en un barrio de Madrid. Marginales, drogadictos, anoréxicas, psicólogos, trabajadores sociales,  artistas del mundo de la pintura y del cine, todo ello mezclado  y contado con un lenguaje coloquial pero rico y diverso al igual que los personajes, descripciones meticulosas de cada persona e historias que se cruzan contadas cara a cara. 

...Una noche  Aritz le pidió por favor a su amiga Mónica  que le acompañara por los bares de Chueca, antros que él desconocía pero que imaginaba, pues había leído en una revista alguna insinuación a propósito del público que los frecuentaba ( recuerda que entoneces no había Internet, ni contestadores, ni móviles, y que la palabra "gay" no se usaba, mucho menos todavía el concpeto "orgullo gay"), de forma que acabaron en un bar de ambiente en el que Mónica era la única mujer.  Ella no había cumplido aún los diecisiete y ni siquiera tenía edad legal para beber.  Aritz se puso a hablar con un hombre muy guapo y Mónica se parapetó contra la barra, sola, asustada e incómoda, cuando le abordó un chico gordito de nariz en forma de patata y pelo escarolado.  Mónica dedujo que estaba tan solo como ella porque, al no ser particularmente agraciado, nadie le hacía mayor caso. Se enzarzaron en una conversación sobre cine y música y, finalmente él le propuso acompañarla a casa. Ella no tenía edad para beber, pero sí  la suficiente como para haber captado que la oferta no implicaba insinuación sexual en modo alguno. Ya en el portal, él le dijo que había escrito el guión de un largo y que necesitaba una chica joven para hacer el papel de una tal Bom, y le dio su número de teléfono garrapateado en un papel que Mónica tiró al llegar a casa. El papel de Bom fue a parar a Alaska y el chico era Pedro Almodovar.  

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