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sábado, 20 de abril de 2013

LISA SEE.- Sueños de Felicidad


Abro la caja y vuelco los fragmentos de carteles sobre la mesa. …
-          Inteligente,  señorita, muy inteligente.
Cook se levanta y prepara una pasta de arroz. Luego nos enseña a Dun y a mi a pegar capas de papel en el minucioso proceso de fabricación de una suela. En el último paso hay que tejer ropa sobre las suelas, cosa que haré luego en mi habitación. Lo que podría ser una tarea tediosa se convierte en una suerte de juego con el que intentamos adivinar qué bocas,  ojos, orejas y dedos pertenecen a May y cuáles a mí. Dun es especialmente hábil a la hora de localizarme en el montón de papeles, lo cual me complace enormemente.
– Si nos hubieran visto los recolectores de papel de la época feudal estarían muy enfadados – dice Dun …
– ¿Por qué?–  pregunto –  ¿Por fabricar zapatos o por utilizar estos divertidos trozos de papel?
        Ambas cosas. ¿Acaso muestra esta suela algún respeto por el papel escrito? ¡En absoluto!, Uno no debe pisar  jamás el papel escrito.
        Pero no todo está escrito – señalo.
        En el pasado se habría considerado un acto deliberado de irrespetuosidad. Podrían habernos acortado la vida cinco años…
        ¡Diez! – corrige Cook.
        ¿Porque  iríamos a la cárcel?
        No es tan sencillo. Puede que te alcanzara un rayo, que te lloraran los ojos, que perdieras la visión o que nacieras ciega en la próxima vida…
        Recuerdo a una mujer de mi aldea que escondía monedas en los calcetines – dice Cook -. Llevaban palabras grabadas. La mujer tropezó, cayó en un pozo y murió.
         Y recuerdo una advertencia que me hizo mi madre cuando era un chaval – añade Dun – : “Si utilizas papel escrito para avivar el fuego, recibirás diez deméritos en el submundo y tendrás hijos con picores.”
        Entonces, como recolectora de papel debería ser candidata a una recompensa increíble – digo.
        Mi madre me decía siempre que el que recorre las calles recogiendo, almacenando y quemando ritualmente el papel para depositarlo luego en el mar recibirá cinco mil méritos, vivirá doce años más y será honrado y sano. Sus hijos, nietos y biznietos también serán virtuosos y filiares.
        Aplico varias tiras de papel a lo que será el arco de un zapato para Joy.
        Yo solo arranco papel de las paredes y limpio callejones – reconozco- .Así que tal vez no sienta veneración por el papel escrito. Pese a ello creo que lo que estamos haciendo ahora está bien.  Puede que (mi hija) Joy nunca sepa de qué está hecho, pero espero que sienta mi amor.
Trabajamos amigablemente un rato, hasta que Dun espeta: – ¡Tengo una idea! ¿Para qué se fabrica papel? Para la publicidad, por supuesto. – Pasa la mano por la mesa, donde se amontonan ojos, bocas, narices, dedos y lóbulos – . Pero ¿y que más?
        Podemos quemarlo para calentarnos – responde Cook con indecisión–. Taparnos con él para dormir, y tumbarnos encima – verdaderamente es rojo de los pies a la cabeza -. Si tienes mucha hambre te lo puedes comer…
        Puedes utilizarlo para liar cigarrillos – tercia Dun, y se vuelve hacia mí  expectante.
        Para imprimir libros – digo, dubitativamente- . Y también Biblias y dinero.
Todavía no sé a dónde quiere llegar.
        Pero ¿qué es lo más importante? – insiste - ¿Por qué sentimos veneración por el papel escrito? Porque las palabras en sí mismas son venerables. Las enseñanzas de mi madre son lo que me movió a leer libros, a ser profesor y a enseñar a otros a amar la palabra escrita. Ella considera que las palabras son mágicas…
        Como las palabras que se escribían y luego se quemaban . Mi madre creía que era la manera más eficaz de comunicarse con los dioses.
        No os parece que todavía creemos en la eficacia de los caracteres escritos? – Escribimos “paz, riqueza y felicidad”, en papel rojo para colgarlo sobre las puertas en Año Nuevo, Pearl, dices que esperas que Joy sienta tu amor, pero ¿y si se lo escribieras y lo pegaras en sus zapatos? …..

        Puesto que Cook es analfabeto, le ayudo con su nota. Entonces escribo un mensaje secreto para Joy y lo pego en medio de la suela. Noto la cálida mirada de Dun mientras tapo la dedicatoria con un retazo de mis ojos.

miércoles, 3 de abril de 2013

RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN.- Luces de Bohemia. Esperpento

Un patio en el cementerio del  Este. La tarde fría. El viento adusto. La luz de la tarde sobre los muros de lápidas tiene una aridez agresiva. DOS SEPULTUREROS apisonan la tierra de una fosa. Un momento suspenden la tarea: Sacan lumbre del yesquero y las colillas de tras la oreja. Fuman sentados al pie del hoyo.

UN SEPULTURERO

Ese sujero era un hombre de pluma.

OTRO SEPULTURERO

¡Pobre entierro ha tenido!

UN SEPULTURERO

Los papeles lo ponen por hombre de mérito.

OTRO SEPULTURERO

En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinverguenza. En España se premia todo lo malo....


Esta edición sigue el texto de la última corregida por el autor. Imprenta Cervantina,  Madrid, 1924