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martes, 13 de marzo de 2018

LA BAILARINA DE AUSCHWITZ .- Edith Eger.

Eger tenía dieciséis años cuando los nazis invadieron su pueblo de Hungría y se la llevaron con el resto de su familia a Auschwitz. Al pisar el campo, sus padres fueron enviados a la cámara de gas y ella permaneció junto a su hermana, pendiente de una muerte segura. 
Pero bailar El Danubio azul para Mengele salvó su vida, y a partir de entonces empezó una nueva lucha por la supervivencia. Primero en los campos de exterminio, luego en la Checoslovaquia tomada por los comunistas y, finalmente, en Estados Unidos, donde acabaría convirtiéndose en discípula de Viktor Frankl. 
Fue en ese momento, tras décadas ocultando su pasado, cuando se dio cuenta de la necesidad de curar sus heridas, de hablar del horror que había vivido y de perdonar como camino a la sanación.
Su mensaje es claro: tenemos la capacidad de escapar de las prisiones que construimos en nuestras mentes y podemos elegir ser libres, 
sean cuales sean las circunstancias de nuestra vida.

«Este libro es un regalo para la humanidad. Una de esas historias únicas y eternas que nunca quieres terminar de leer y que te cambian la vida para siempre.» Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz.

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Y allá voy. Aquí estoy. Con las piernas totalmente extendidas. ¡Bravo! . El profesor de ballet aplaude:  "quédate así". Me levanta del suelo por encima de su cabeza.Me cuesta mantener las piernas extendidas sin apoyarme en el suelo, por un momento, me siento como una ofrenda. Pura luz.  "Edike- me dice la profesora -, todo el éxtasis de tu vida vendrá de tu interior". Tardaré años en entender realmente qué quiere decir. De momento, lo único  que sé es que puedo respirar y estirarme y girar y doblarme. Mientras mis músculos se estiran y se fortalecen, cada movimiento, cada postura, parecen decir: "soy yo, soy yo, soy, soy. Soy yo, soy alguien.

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La memoria es un terreno sagrado. Pero también embrujado. Es el lugar en el que mi rabia, mi culpa y mi pena dan vueltas como pájaros hambrientos en busca de los mismos huesos viejos. Es el lugar al que acudo en busca de la respuesta a la pregunta que no puede contestarse. ¿Por qué sobreviví?. 

"Si sobrevivo hoy, mañana seré libre". Lo irónico de la libertad es que resulta más difícil encontrar una esperanza y un objetivo.  
No es mi pérdida lo único que duele. Es la forma en que influye en el futuro. La forma en que se perpetúa. 

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No dispongo del vocabulario adecuado para expresar la sensación de encharcamiento en el pecho, el oscuro dolor punzante en la frente. Es como si mi visión estuviera recubierta de arenilla. Mas adelante, esa sensación tendrá un nombre. Más adelante aprenderé que se llama depresión

Ahora que me estoy recuperando, ahora que me enfrento al hecho irrevocable de que mis padres nunca regresarán, que Eric nunca regresará, los únicos demonios están en mi interior. Pienso en quitarme la vida. Quiero huir del dolor. ¿ Por qué no elegir no ser?.
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Las zapatillas rojas, una película que, .... me afectó en dos sentidos. Es una película triste. ...trata de una bailarina, Vicky Page, ... interpreta el papel protagonista, ...le atormentan sus demonios.  
Las zapatillas de ballet de Vicky parecen controlarla, la hacen bailar casi hasta la muerte, baila a través de sus propias pesadillas, demonios y paisajes áridos. 

Al final de la película, la invitan a bailar una vez más con el ballet de Lermontov.  Su marido le ruega que no lo haga. "Nadie puede tener dos vidas" . Tiene que elegir. ¿Qué lleva a una persona a hacer una cosa y no otra?.  Me lo pregunto. Vicky se vuelve a poner las zapatillas rojas. Esta vez la hacen bailar en el borde de un edificio hasta morir. 

No es una película sobre el trauma. De hecho, yo entonces no soy consciente de estar viviendo con un trauma.  Sin embargo, me proporciona  un vocabulario de imágenes, me enseña algo sobre mí misma, la tensión entre mis experiencias internas y externas. Y algo acerca de la manera en que Vicky se había puesto las zapatillas rojas por última vez y había echado a volar no parecía una elección. Parecía un acto compulsivo. Automático.  ¿De qué tenía tanto miedo?  ¿Qué la había hecho correr? ¿Era algo con lo cual no podía vivir, o algo sin lo cual no podía vivir? ...


Por cada página que leo, quiero escribir diez. ¿y si escribir mi historia  me liberara en lugar de atraparme más? Y si hablar del pasado pudiera curarlo en lugar de calcificarlo ¿Y si el silencio y la negación no son las únicas opciones tras una pérdida catastrófica? 

DE SUPERVIVIENTE A SUPERVIVIENTE Nadie se cura en línea recta.

Reprimir los sentimientos solo hace que sea más difícil liberarse de ellos. 

Expresión es lo contrario de depresión.

El segundo paso de la danza de la libertad consiste en aprender cómo correr los riesgos necesarios para la autorrealización.  Correr riesgos no significa lanzarnos a ciegas al peligro, sino asumir nuestros miedos para no ser prisioneros de ellos.

...Le dije que según mi experiencia, cuando sueltas la rabia, a menudo te sientes mucho peor antes de empezar a sentirte mejor.

El tiempo no cura. Lo que cura es lo que haces con el tiempo. Curarse es posible cuando decidimos asumir la responsabilidad, cuando decidimos correr riesgos, y por último, cuando decidimos liberarnos de la herida, dejar atrás el pasado o la pena. 






jueves, 1 de marzo de 2018

CONTRA LA TRISTEZA .- Karen Katafiasz. Ilustraciones R.W. Alley.

Este es un libro  muy pequeño,  y ya está descatalogado, pero para mi ha sido de una gran ayuda para superar el duelo por la pérdida de mi hija Esperanza. Además aparecio oportuna y milagrosamente entre las estanterías de mi sobrina en el pueblo.

Creo que Espe me lo regaló (tiene una dedicatoria de su puño y letra) y luego yo se lo llevaría a mi suegra cuando falleció mi suegro. Esta es la explicación lógica, porque yo ya ni me acordaba de él.

Pero su aparición en ese momento en que yo estaba sufriendo, eso son sincronías.

La muerte de un ser querido produce un fuerte impacto en la vida de una persona. Pero el mundo que nos rodea exige a menudo que los supervivientes se sobrepongan con rapidez a su pérdida, simplemente "aceptándola". 
Contra la tristeza, quiere demostrar que el proceso de sobreponerse al dolor necesita su tiempo. Con pensamientos que rezuman esperanza, asegura que la pueba del dolor puede ser un proceso de profunda curación y transformación.