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martes, 4 de septiembre de 2018

PIEDAD BONNETT. LO QUE NO TIENE NOMBRE

Lo que no tiene nombre ... es la mejor definición de lo que supone para unos padres la pérdida de un hijo por suicidio, pues si una mujer pierde al marido, es viuda, si un hijo pierde a sus padres, es huérfano, pero esto cuando unos padres pierden un hijo es lo que no tiene nombre.


La historia de Daniel, hijo de la autora del libro, es casi idéntica  a la de mi hija. Él tenía 29 años, mi hija casi 25.  Los sentimientos y sufrimientos experimentados por los padres tras el suicidio de su hijo idénticos, casi calcados. Casi indefinibles, aunque la autora al ser escritora los relata de forma realista y clara. 

Es un libro duro que me costó bastante leer, pero que tiene el mismo objetivo de que la gente entienda la difícil lucha contra la enfermedad mental y el suicidio, de dar visibilidad y concienciar sobre este tema que desgraciadamente afecta a muchísimas personas, pero del que no se habla, se sufre en silencio, se oculta porque sigue siendo tabú.


I. Lo irreparable

"Siento que profanamos con nuestra presencia un espacio íntimo, ajeno, pero también atrozmente, que estamos en un escenario".
"Me pregunto que sucedió en los últimos minutos de su vida, ¿Acaso sostuvo consigo mismo un último diálogo ansioso, desesperado, dolorido? ¿O tal vez su lucidez fue oscurecida por un ejército de sombras?"
Piedad cuenta que su hijo no dejó ninguna nota de despedida, solo un sobre vacío apoyado en un vaso.  En mi caso, mi hija si dejó notas en pañuelos de papel, en billetes de metro,... normalmente llevaba una libreta siempre consigo en su bolso  (tengo un montón de ellas que nos ha dejado como legado y que aún no me he atrevido a leer), donde iba anotando sus pensamientos, sus sentimientos, todo, pero que raro, ese día no llevaba libreta alguna. En ellas decía que la perdonáramos, que se rendía,  que no merecía estar entre nosotros. 
Tres horas hace... de un tiempo que ya ha empezado a correr hacia su disolución, y tu no te has desmayado, no has caído al suelo de rodillas, ni te tambaleas a la orilla del vértigo o la locura.  ... y repites en tu cabeza, hacia adentro, las palabras que acabas de oír, deseando que algo físico te saque del estupor un ataque de llanto, un repentino acceso de fiebre, una convulsión, algo que venga a destruir esta serenidad que se parece tanto a la mentira, a la muerte misma.  
 "Trato de pensar en la lucha que debió librar entre el deseo de  acabar  y su miedo, y me pregunto si fue un suicidio por impulso, un acto irreflexivo, o por el contrario una acción premeditada, lo que los expertos llaman un (suicidio por balance)... ¿En que pensaba cuando saltó? ¿Que se siente al caer? ¿Se pierde la conciencia? ¿En las últimas horas pasamos los que lo queríamos por su cabeza?. Las preguntas se alzan y mueren al instante,vencidas, derrotadas." "La verdad es maraña" , escribe Javier Marías. 
"Acordamos desde el primer  momento [...] que no se ocultará la circunstancia de la muerte, ni tampoco la enfermedad que precipitó el suicidio. Sus amigos, nuestra familia, [...] necesitan una explicación de esta tragedia brutal, intempestiva, aparentemente absurda, y sin duda agradecerán la verdad desnuda." 
"El dolor pareciera, tal vez por ley compensatoria, otorgarnos derechos. [...] Un gran duelo nos vuelve momentáneamente libres, o al menos así me lo parece mientras veo a los demás detenerse en el umbral de mi pena, poseídos por el miedo o el sobrecogimiento o el pudor." 
"La noticia de que se trató de un suicidio hace que muchos bajen la voz, como si estuvieran oyendo hablar de un delito o un pecado." 
Esto yo también lo he experimentado y por desgracia sigue siendo así, al principio la gente no sabe que decir, como actuar, algunos cambian de acera cuando te ven por ese motivo. Otros se acercan con miedo, damos pena, se nota en sus caras. A mi no me gusta esta sensación. Con el paso del tiempo esto se va mitigando, y en nuestro caso ha habido mucha gente que nos ha apoyado y sigue haciéndolo con su cariño, su ternura, dándonos fuerza para soportar esta pesada carga. Se agracede mucho todo gesto, más incluso que las palabras. Un abrazo, un beso, un apretón de manos es la mejor medicina. 
"Me corresponde a mí, finalmente correr el velo de la incertidumbre y señalar lo que en el auditorio ni sus amigos, ni sus primos, ni sus maestros ni sus ex novias ni casi nadie sabe: que ese muchacho que tuvo amigos y fue amado y se enamoró y estudió con ahínco y pintó y dibujó con pasión, ese que a veces se veía alegre y bailaba y viajaba cada vez que podía, cargó durante ocho años con una aterradora enfermedad mental que convirtió sus días en una batalla dolorosa y sin tregua, a la que él le sumó el esfuerzo desmesurado de parecer un ser corriente, sano como cualquiera de nosotros." 
"Se veía tan normal. Dicen que nunca nadie notó nada. Ni sus primos, ni sus compañeros, ni sus colegas.  [...] pero además la enfermedad mental es una condenada que aísla, que convierte al que la padece en alguien ajeno a los demás, al que queremos mantener un poco distante, ¿cierto?. Quizás fuera mejor así." 
Es cierto, la sociedad no admite alguien anormal, la enfermedad mental, da miedo y eso que ya se ha avanzado algo al respecto, y mucha gente con depresión u otra enfermedad no tiene problemas para confesar su enfermedad, pero todavía queda mucho trabajo por hacer, mucho camino por recorrer.  En nuestro caso, tampoco dijimos nada a casi nadie, ni los abuelos, ni los tíos, ni primos, casi nadie lo sabía. A mi hija le diagnosticaron bulimia con catorce años, aunque después creo que evolucionó y se complicó, todavía los médicos no tenían un diagnóstico claro, por lo cual llevaba diez luchando contra la enfermedad mental.

II. Un precario equilibrio
"En mi afán de penetrar en la muerte me he volcado de inmediato sobre los libros; pero no sobre aquellos consoladores, los que nos invitan a conectar con el momento presente o a reconciliarnos con el pasado, sino sobre los que hurgan en la enfermedad mental, el suicidio, la experiencia del duelo. Filosofía, literatura, testimonios sobre la locura, la pérdida, la agonía.". 
Yo también he leído mucho sobre la muerte, pero aquí no coincido con la autora, yo me he centrado más en  libros de consuelo, primero sobre el duelo, y después sobre la muerte. Además he visto películas, y he empezado a hacer yoga, reiki meditación,etc. Estoy aprendiendo mucho sobre espiritualidad y eso me ha ayudado a comprender muchas cosas.  
"Un psiquiatra que consulto me dice que su mundo mental necesariamente era distinto al nuestro, que aun en sus mejores momentos el día a día debía implicar para él un esfuerzo sobrehumano, que la sobrecarga de estímulos incontrolables era devastadora para su cerebro. 
Que su enfermedad convierte la vida en una interminable pesadilla."  
 Hoy leo en el excelente libro de Anderson, Reiss y Hogarty, los "trastornos de pensamiento" que puede producir su enfermedad:

  • Intrusión de estímulos no pertinentes.
  • Necesidad de esfuerzo consciente para completar tareas que todos hacemos de manera automática.
  • Dificultad de asociar las ideas.
  • Embotamiento de los afectos.
  • Fantasías, alucinaciones, voces, delirios,, percepciones distorsionadas.
  • Paranoia, ataques de terror.
  • Retraimiento social.

Yo creo que mi hija sufría casi todos estos síntomas, salvo el último pues ella era todo lo contrario, muy sociable e introvertida y en eso no le afectó la enfermedad. Pero  aún así los diferentes doctores que la atendieron, tanto psicólogos como psiquiatras no habían dado con un diagnóstico claro. Trastorno mental atípico, decían unos, otros TOC, otros trastorno bipolar como el hijo de la protagonista. Otros decían que no quería poner etiquetas, como también le ocurre a la autora. En fin ya no importa mucho pero esta es otra pregunta que quedará sin respuesta. 
La autora también describe su búsqueda el origen, de la causa y el posible desencadenante, buscamos "culpables" quizás, para intentar comprender el porqué, aunque somos conscientes de que eso no va a devolvernos a nuestros hijos, pero quizás pueda mitigar nuestro sentimiento de culpa. 

"Reviso mis pequeñas certezas: Se que era hipersensible y de un perfeccionismo llevado al extremo, que lo conducía a hacerse a sí mismo las mayores exigencias." 
Esto también era exactamente igual en el caso de mi hija, y de hecho ahora estoy leyendo un libro sobre el tema de las PAS (Personas Altamente Sensibles), "el don de la sensibilidad ", de Elaine Aron que ya reseñaré cuando lo termine. Si puede ser un don, pero también  puede derivar en problemas mentales. Son personas a las que todo les afecta sobremanera, el mundo con sus injusticias y sus problemas, les duele y les resulta insoportable. Llevan el peso del mundo a cuestas. 


"Puedo afirmar que Daniel tenía el don de saber escoger regalos [...]

Se que tenía miedo de su futuro, del alcance de su enfermedad, de la escasez. Miedo a su propia potencia y al reconocimiento, que lo comprometía con un talento que no estaba seguro de poseer. Que tendía a castigarse, a demeritarse, a minimizar el reconocimiento que otros le hacían.

Me consta que adoraba bailar y que lo hacía con una energía envidiable  [...]"

Me cuesta creer lo que leo, porque es como si fuera yo contando la historia de mi hija. Ella era igual con respecto a los regalos, siempre que venía de Shanghai donde trabajaba, lo hacía cargada con una maleta llena de regalos personalizados para todo el mundo, familia, amigos, novio, etc... 

Y trabajaba  bailando por cierto, ese era su oficio y su pasión, desde que empezó con la enfermedad, se "refugió" en el baile, yo creo que le daba sensación de libertad. Y gracias a ello viajó mucho y conoció China, Thailandia, recorrió toda España ganando varios campeonatos, con su grupo de hip hop. Le encantaba viajar, sobre todo volar, porque decía que mientras viajaba se detenía el tiempo. 

Quiero pensar que durante estos periodos de tiempo fue realmente feliz.
Pero también es cierto que debido a que su autoestima estaba muy baja, no creía en su potencial, en su valía todos eran mejor que ella, bailaban mejor, era muy perfeccionista. Y por ello sufría lo indecible, nunca estaba realmente contenta consigo misma, se exigía demasiado.  Además de bailar, pintaba  y escribía muy bien. Pero eso ella no lo veía así, se consideraba siempre inferior a los demás, y lo suyo no tenía valor. Es muy triste y duro vivir siempre así. 

"Sus exnovias me hablan de una persona que yo no conocía: [...] tierno atormentado, cuya reflexión sobre su vocación y su futuro iba siempre acompañada de mucha angustia [...]"
Esta era la queja de mi hija y yo lo hablé mucho con ella, el futuro: no sabía por donde tirar, que estudiar,  ni qué hacer en la vida.  Ella era artista, y como tal soñadora, poco realista, no quería ser otra cosa. Y sabía que era difícil en este mundo vivir de ello. Además nosotros como sus padres siempre le aconsejamos estudiar y buscar un trabajo que le permitiera vivir tranquila. Le decíamos que el baile no le iba a permitir vivir de ello toda la vida. Quizás nos equivocabamos
"Y es que la fuerza de su racionalidad dio siempre una dura batalla contra la fuerza de sus emociones. Una de las dos iba a crecer como una hidra que terminaría devorándolo."
"Y he aquí que veo salir del aeropuerto a un Daniel transfigurado, con la nariz perfilada de los moribundos y una mirada hueca, totalmente opaca, que parece ir hacia adentro, prescindir del mundo exterior.  La verborrea galopante de hace unos días se ha trocado en un silencio sólo atravesado de vez en cuando por uno que otro monosílabo".
"¿Porqué si sólo un diez o quince por ciento de los enfermos que intentan suicidarse lo logran, él lo pudo llevar a cabo?  Sólo puedo contestarme que mis preguntas son absurdas pues nunca hay un porqué, ni un sentido, ni un designio."
"Solo es bueno lo que nos hace felices, le decía yo en los útimos tiempos. Libérate. Y me duele pensar que en este punto me hizo caso Radicalmente."
A mi me conviene la rutina, un jefe, un trabajo impuesto desde fuera, que me amarre a un ritmo, a unos deberes, a un proceso de concentración y no de divagación,  me dijo alguna vez.
Que difícil escapar a la ortodoxia, a los caminos trazados por una sociedad que determina cuales son las formas del éxito.  
"Ahora también sabe que los demonios lo persiguen en cualquier parte de la Tierra."
" Quiero pensar, [...]que Daniel no saltó sino que voló en busca de su única posible libertad."
  • por orgullo,
  • por rabia,
  • por miedo,
  •  por falta de fe en sí mismo, 
  • por valentía, 
  • por vergüenza, 
  • por cortesía con los demás,
  •  por enajenamiento, 
  • por desesperanza,
  •  por desencanto, 
  • por odio a sus propias elecciones,
  •  por frustación, 
  • por amor a la pintura, 
  • por odio a la pintura 
  • por dignidad, 
  • por terror al fracaso,
porque como dice Salman Rushdie, "la vida debe vivirse hasta que no pueda vivirse más".

"Todo suicidio encierra un mensaje para todos los que se dejan atrás."


 "Yo lo amaba, lo cuidaba, de esa manera elemental y sin embargo entrañable en que las madres amamos y cuidamos a nuestros hijos [...] Pero ningún amor es útil para aquel que ha decidido matarse. En el momento definitivo, el suicida sólo debe pensar en si mismo para no perder la fuerza. Incluso una de las razones para escoger ese final es que nuestro cariño le pese demasiado. 
Llamenme para el concierto de la tarde.  Esas palabras de Daniel me hacen saber que la vida fue una opción para él hasta el último momento: mayo y sus lluvias y el adiós al invierno [...] (sin embargo leo que, según las estadísticas, los suicidios más numerosos ocurren en mayo y junio, esos meses que parecieran ser los más vitales y alegres).
Es cierto que pensamos que podemos evitar todo sufrimiento a nuestros hijos y en realidad no es así, esto crea un sentimiento de culpa que es una herida sangrante que cuesta mucho curar. También es cierto que quizás a veces los sobreprotegemos y no les dejamos libertad, los asfixiamos con nuestro cariño. Pero nadie nos ha enseñado a ser padres,  para esto no hay manuales y siempre lo hacemos lo mejor que sabemos pensando que es lo mejor para ellos. Ahora pienso que todo forma parte de nuestra evolución, se aprende cometiendo errores, aunque el precio a pagar sea demasiado caro. 

Mi hija se suicidó el 17 de mayo de 2017, igual que Daniel, dos días después habría cumplido 25 años. Tantas  coincidencias, sincronías, como ella decía.  
Todo sucede por algún motivo, aunque no alcancemos a comprender cuales son estos motivos. Quizás algún día evolucionemos hasta ese punto. 
  • Porque un libro se escribe para hacerse preguntas. 
  • Porque narrar equivale a distanciar, a dar perspectivas y sentido. 
  • Porque contando mi historia tal vez cuento muchas otras. 
  • Porque, como escribe Millás, "la escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas"
La escritora defiende su derecho a escribir sobre su propio drama, y cuenta que lo hizo para intentar mantener a su hijo vivo, además recopilando su obra, sus dibujos y publicando un blog como homenaje.  


Yo también he hecho algo parecido, hemos editado un libro de sus poesías e igualmente hemos hecho un blog donde mostrar sus bailes, sus logros para así mantenerla viva eternamente.