Un canto a la alegría, este libro me ha aportado mucha paz y esperanza. Se trata de una entrevista, con estas dos personalidades muy importantes, guias espirituales de dos religiones o corrientes de pensamiento diferentes, pero que se respetan y aman. Demostrándonos con sus sabias palabras como se puede alcanzar la felicidad duradera en un mundo en cambio constante y a pesar de las adversidades.
Un libro único en el que dos Premios Nobel de la Paz comparten sus pensamientos, creencias y espiritualidad.
«La fuente última de la felicidad reside en nosotros.»
Su santidad el Dalai Lama
«Nuestra bondad crece cuando se la pone a prueba.» Arzobispo Desmond Tutu
Estos son los párrafos que he señalado en este libro, son sólo algunos de los que me han llegado a lo más profundo de mi ser:
Lo bello siempre implica sufrimiento
En cierto modo, y no deja de ser paradójico - continuó el arzobispo Tlutu-, es la forma en que nos enfrentamos a los aspectos negativos de la vida la que determina el tipo de persona en la que nos convertimos.
Antes he hablado de madres y de partos, y de hecho, es una metáfora preciosa: lo bello siempre implica sufrimiento, frustacion y dolor. Así son las cosas y así es como funciona el universo.
Eres una obra maestra en construcción
Empezó el Dalai Lama-Todo el mundo sabe que el dolor físico es malo y por eso intentamos evitarlo. Y lo logramos no solo curando enfermedades, sino también intentando evitarlas y fortaleciendo nuestro sistema inmunitario. El dolor mental es igual de malo, así que también deberíamos aliviarlo y la forma de conseguirlo es desarrollando una inmunidad mental.
Gran parte de nuestra infelicidad se origina en el interior de nuestra mente y de nuestro corazón, en cómo reaccionamos ante los acontecimientos de nuestra vida.
La inmunidad mental consiste en aprender a evitar las emociones destructivas y a desarrollar las positivas.
En su libro El arte de la felicidad, escrito conjuntamente con el Dalai Lama, el psiquiatra Howard Cutler resume a la perfección estos descubrimientos: "De hecho, todas las encuestas demuestran que es la gente infeliz la que tiende a ser más egocéntrica y socialmente retraída, melancólica, incluso hostil.
La gente feliz, en contraste , suele ser más sociable, más flexible y creativa, y capaz de tolerar las frustaciones diarias con más facilidad que la gente infeliz. Y lo más importante: son más cariñosos y compasivos que sus antagonistas.
Algunos se preguntarán qué relación hay entre nuestra propia alegría y la lucha contra la injusticia y la desigualdad. ¿Qué tiene que ver la felicidad individual con el propósito de paliar el sufrimiento en el mundo? En pocas palabras, cuanto más nos liberemos de nuestro dolor, más podemos centrarnos en el ajeno.
Cuanto más nos concentramos en los demás, más felices somos, y cuanto más felices somos, más alegría podemos ofrecer a los demás. ...en palabras del Arzobispo Tutu, "ser como un pantano de alegría, un oasis de paz, un estanque de serenidad capaz de contagiar a todo aquel que esté a tu alrededor"
LA TRISTEZA Y EL DOLOR. Los momentos difíciles nos unen aún más.
A veces nos creemos superhombres o supermujeres y no lo somos. Reprimir las emociones en un entorno controlado por así decirlo, no es bueno. Yo animo a la gente a que no se reprima, que no se calle la tristeza ni el dolor. Es una forma de recuperar la normalidad. Cuando encerramos las emociones y fingimos que no existen, lo único que conseguimos es que la herida se infecte.
La tristeza supone una amenaza directa a la alegría, pero como sostiene el arzobispo, nos lleva por una ruta más directa a la empatía, a la compasión y a comprender lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros.
A aquellos que pierden a un amigo o a un miembro de su familia siempre les digo: "Es un hecho muy triste, pero esa misma tristeza debería traducirse een más determinación para cumplir sus deseos. Si tu ser querido pudiera observarte y te viera lleno de esperanza y determinación, sería feliz".
La forma de superar la tristeza fruto de una gran pérdida es usándola como motivación para generar un sentido de la finalidad aún más profundo.
LA SOLEDAD: sobran las presentaciones.
Puedes pasarte tres años, tres meses y tres días encerrado en una cueva y no sentirte solo, y sin embargo sentirte aislado en medio de una multitud.
PERDÓN: liberarse del pasado.
Como animales sociales que somos , nos resulta muy estresante, que se produzca una ruptura en las relaciones que nos unen. Evertt L. Worthington Jr, y Michael Scherer descubrieron que no perdonar podría afectar al sistema inmunitario de varias maneras, incluso interrumpir el proceso de elaboración de importantes hormonas y el modo en que nuestras células luchan contra las infecciones.
Con frecuencia, aquellas personas a las más nos cuesta perdonar son las más cercanas a nosotros.
El perdón es el único modo que tenemos de curarnos y liberarnos del pasado.
LA COMPASIÓN
Cuando
ayudamos a los demás solemos experimentar lo que se ha denominado “subídón del que ayuda” ya que se liberan endorfinas en el cerebro qué
nos conducen a un estado de euforia. El mismo sistema de recompensa cerebral parece
encenderse cuándo hacemos algo compasivo,al igual que cuando pensamos en el
chocolate. La cálida sensación que tenemos al ayudar a los demás procede de la liberación
de oxitocina, la misma hormona que
liberan las madres lactantes. Esta hormona parece tener beneficios para la salud, entre
dos qué incluyen la reducción de las inflamaciones del sistema cardiovascular.
La compasión hace que nuestro corazón se encuentra más feliz y saludable
Había dos
nudos infinitos tibetanos bordados en la tienda símbolos de la NO permanencia e
interdependencia de toda la vida y de la Unión de la sabiduría y de la
compasión. Entre los nudos aparecía una
imagen de dos peces dorados con grandes ojos que representan a los seres
sensibles cruzando el océano de la asistencia con la clara visión de la
sabiduría Así como la valentía para no ahogarse
en el océano del sufrimiento .
DESPEDIDA
La adversidad,
la enfermedad y la muerte son reales inevitables. Debemos elegir si nos
centramos exclusivamente en estos inevitables acontecimientos que forman parte
de vida con el consiguiente sufrimiento que provocamos en nuestras mentes
y corazones: un sufrimiento que hemos
elegido. O sí Por el contrario tomamos
una decisión diferente: sanar nuestro propio dolor, volvernos hacia los demás y ayudarles abordar
sus penas con los ojos del corazón, llenos de risas y de lágrimas.
Cuanto más nos alejemos de nuestro interés
propio para secar las lágrimas de los ojos de los demás, más capaces seremos de
aguantar, de sanar y trascender nuestro propio sufrimiento. En esto radica el verdadero secreto de la alegría.