Abro la caja y vuelco los fragmentos de carteles sobre la
mesa. …
-
Inteligente, señorita, muy inteligente.
Cook se levanta y prepara una pasta de arroz. Luego nos
enseña a Dun y a mi a pegar capas de papel en el minucioso proceso de
fabricación de una suela. En el último paso hay que tejer ropa sobre las
suelas, cosa que haré luego en mi habitación. Lo que podría ser una tarea
tediosa se convierte en una suerte de juego con el que intentamos adivinar qué
bocas, ojos, orejas y dedos pertenecen a
May y cuáles a mí. Dun es especialmente hábil a la hora de localizarme en el
montón de papeles, lo cual me complace enormemente.
– Si nos hubieran visto los recolectores de papel de la
época feudal estarían muy enfadados – dice Dun …
– ¿Por qué?– pregunto
– ¿Por fabricar zapatos o por utilizar
estos divertidos trozos de papel?
–
Ambas cosas. ¿Acaso muestra esta suela algún respeto
por el papel escrito? ¡En absoluto!, Uno no debe pisar jamás el papel escrito.
–
Pero no todo está escrito – señalo.
–
En el pasado se habría considerado un acto deliberado
de irrespetuosidad. Podrían habernos acortado la vida cinco años…
–
¡Diez! – corrige Cook.
–
¿Porque iríamos
a la cárcel?
–
No es tan sencillo. Puede que te alcanzara un rayo, que
te lloraran los ojos, que perdieras la visión o que nacieras ciega en la
próxima vida…
–
Recuerdo a una mujer de mi aldea que escondía monedas
en los calcetines – dice Cook -. Llevaban palabras grabadas. La mujer tropezó,
cayó en un pozo y murió.
–
Y recuerdo una
advertencia que me hizo mi madre cuando era un chaval – añade Dun – : “Si
utilizas papel escrito para avivar el fuego, recibirás diez deméritos en el
submundo y tendrás hijos con picores.”
–
Entonces, como recolectora de papel debería ser
candidata a una recompensa increíble – digo.
–
Mi madre me decía siempre que el que recorre las calles
recogiendo, almacenando y quemando ritualmente el papel para depositarlo luego
en el mar recibirá cinco mil méritos, vivirá doce años más y será honrado y
sano. Sus hijos, nietos y biznietos también serán virtuosos y filiares.
–
Aplico varias tiras de papel a lo que será el arco de
un zapato para Joy.
–
Yo solo arranco papel de las paredes y limpio
callejones – reconozco- .Así que tal vez no sienta veneración por el papel
escrito. Pese a ello creo que lo que estamos haciendo ahora está bien. Puede que (mi hija) Joy nunca sepa de qué está
hecho, pero espero que sienta mi amor.
Trabajamos amigablemente un rato, hasta que Dun espeta: – ¡Tengo
una idea! ¿Para qué se fabrica papel? Para la publicidad, por supuesto. – Pasa
la mano por la mesa, donde se amontonan ojos, bocas, narices, dedos y lóbulos –
. Pero ¿y que más?
–
Podemos quemarlo para calentarnos – responde Cook con indecisión–.
Taparnos con él para dormir, y tumbarnos encima – verdaderamente es rojo de los
pies a la cabeza -. Si tienes mucha hambre te lo puedes comer…
–
Puedes utilizarlo para liar cigarrillos – tercia Dun, y
se vuelve hacia mí expectante.
–
Para imprimir libros – digo, dubitativamente- . Y
también Biblias y dinero.
Todavía no sé a dónde quiere llegar.
–
Pero ¿qué es lo más importante? – insiste - ¿Por qué
sentimos veneración por el papel escrito? Porque las palabras en sí mismas son
venerables. Las enseñanzas de mi madre son lo que me movió a leer libros, a ser
profesor y a enseñar a otros a amar la palabra escrita. Ella considera que las
palabras son mágicas…
–
Como las palabras que se escribían y luego se quemaban
. Mi madre creía que era la manera más eficaz de comunicarse con los dioses.
–
No os parece que todavía creemos en la eficacia de los
caracteres escritos? – Escribimos “paz, riqueza y felicidad”, en papel rojo
para colgarlo sobre las puertas en Año Nuevo, Pearl, dices que esperas que Joy
sienta tu amor, pero ¿y si se lo escribieras y lo pegaras en sus zapatos? …..
–
Puesto que Cook es analfabeto, le ayudo con su nota.
Entonces escribo un mensaje secreto para Joy y lo pego en medio de la suela. Noto
la cálida mirada de Dun mientras tapo la dedicatoria con un retazo de mis ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario